Seguridad Vial

Llantas, alerones, polarizados: los peligros del Tuning

Previo a la producción de un modelo, las automotrices realizan investigaciones y estudios con el aval de experiencia de años y millones de dólares invertidos en diseño.
Dejar al criterio de la moda (o de un taller de barrio), modificaciones de carrocería y motor, incluso los polarizados no es una picardía, sino que los autos tuneados constituyen un factor de riesgo dentro del tránsito.
El CESVI junto a Citroën han analizado que una reforma afecta directa o indirectamente a muchos elementos del automóvil. Por ejemplo, si se modifica el motor, podría afectar las vibraciones de la carrocería. Si se descapota, hay que incorporar refuerzos no sólo con soldaduras perfectas, sino en el sitio justo para que no aparezcan turbulencias. En definitiva, cualquier modificación es alterar los planes de los ingenieros que desarrollaron un producto que pasó satisfactoriamente por muchas etapas de evaluación por otro que no se sabe cómo responderá exactamente.

Paragolpes y tomas de aire
En la búsqueda de espacios se descuidan otros factores determinantes para la protección, como la eliminación del alma del paragolpes o del absorbedor de impacto, sujetando la pieza simplemente a los soportes o bien a los largueros de la carrocería. Si a todo esto le sumamos que el material de los cobertores especiales generalmente es fibra de vidrio, se modifican sustancialmente las propiedades estructurales de origen. De esta manera, no se puede garantizar el mismo comportamiento ante una colisión.

Llantas
Muchos eligen no utilizar los neumáticos y las llantas de 13 pulgadas recomendados por los fabricantes y optan por aros más grandes (de 18´, por ejemplo) y cubiertas de perfil bajo. Sin embargo, en este tipo de neumáticos con talón bajo, hay que tener mayor precaución al circular debido a que nuestras calles y rutas se encuentran con imperfecciones y en mal estado.

Polarizados y visibilidad
La mayoría cuenta con películas que infringen los parámetros normales y permitidos que es hasta un 25% de opacidad. Films que impiden entre el 65 y el 70% el paso de la luz son un peligro, que se potencia aún más en condiciones de lluvia o durante la noche debido a la reducción de la visibilidad.
Existen, además, elementos adicionales que pueden dificultar aún más la visión, como enormes alerones, los cuernos de las butacas símil competición o los compartimentos para amplificadores y potencias que en muchos casos cubren la luneta trasera.

Pantallas y alto volumen
Woofers encajonados, amplificadores, capacitores, equalizadores, paneles, tweeters, unidad de control, consola de videojuegos, pantallas de LCD, luces de neón, leds conectados a los altavoces y lámparas flash son parte del equipamiento de los habitáculos. De más está decir que los excesivos decibeles, las fuertes luces y los mini monitores son dispositivos de distracción al momento de transitar, ya que el conductor queda inmerso en una cápsula sonido-lumínica aislada totalmente del exterior. Otra de las modificaciones que pueden provocar una situación de riesgo son los tableros pintados con colores brillosos o con incrustaciones de elementos cromados, que son capaces de encandilar al chofer con los rayos de sol o alguna luminaria.

Ver y dejarse ver
Las lámparas de los faros, más los iodos que suelen adherir a los paragolpes o al capot (tipo rally), también pueden inducir un incidente. En el caso de las luces traseras hay casos extremos: el haz es tan fuerte que encandila a los que vienen atrás, o es tan débil que recién se visualiza el auto a escasos metros, los cuales pueden ser insuficientes en una autopista o ruta para frenar a tiempo. En las ópticas delanteras suele ocurrir lo mismo, como la mala colocación de un equipo de xenón que puede encandilar a los que vehículos que transitan en sentido contrario.

Más ruido y menos medio ambiente
El catalizador está ubicado en el caño de escape, antes del primer silenciador, y su principal función es transformar químicamente los gases nocivos que emite el motor para hacerlos menos contaminantes. Pero, además, favorece aspectos como la durabilidad del motor, el rendimiento de potencia y contribuye a mejorar el consumo. A pesar de esto, uno de los mitos populares promueve la eliminación del catalizador. Es que, según esta creencia, si se eliminan o se reducen las trabas para que salgan los gases de la combustión del motor, como por ejemplo sacando el silenciador o extrayendo el catalizador, se provocará que el motor trabaje más liberado, creando mayor potencia y hasta disminuyendo el consumo de combustible. Sin dudas, se trata de otra de las tantas creencias falsas que existen en la industria automotriz. Siempre que el catalizador se inutilice por cualquier tipo de falla, el usuario del vehículo deberá reemplazarlo por otro, no eliminarlo. Pero además, no debe olvidarse de reparar el problema que afectó al catalizador.