Woofers encajonados, amplificadores, capacitores, equalizadores, paneles, tweeters, unidad de control, consola de videojuegos, pantallas de LCD, luces de neón, leds conectados a los altavoces y lámparas flash son parte del equipamiento de los habitáculos. De más está decir que los excesivos decibeles, las fuertes luces y los mini monitores son dispositivos de distracción al momento de transitar, ya que el conductor queda inmerso en una cápsula sonido-lumínica aislada totalmente del exterior. Otra de las modificaciones que pueden provocar una situación de riesgo son los tableros pintados con colores brillosos o con incrustaciones de elementos cromados, que son capaces de encandilar al chofer con los rayos de sol o alguna luminaria.
Ver y dejarse ver
Las lámparas de los faros, más los iodos que suelen adherir a los paragolpes o al capot (tipo rally), también pueden inducir un incidente. En el caso de las luces traseras hay casos extremos: el haz es tan fuerte que encandila a los que vienen atrás, o es tan débil que recién se visualiza el auto a escasos metros, los cuales pueden ser insuficientes en una autopista o ruta para frenar a tiempo. En las ópticas delanteras suele ocurrir lo mismo, como la mala colocación de un equipo de xenón que puede encandilar a los que vehículos que transitan en sentido contrario.
Más ruido y menos medio ambiente
El catalizador está ubicado en el caño de escape, antes del primer silenciador, y su principal función es transformar químicamente los gases nocivos que emite el motor para hacerlos menos contaminantes. Pero, además, favorece aspectos como la durabilidad del motor, el rendimiento de potencia y contribuye a mejorar el consumo. A pesar de esto, uno de los mitos populares promueve la eliminación del catalizador. Es que, según esta creencia, si se eliminan o se reducen las trabas para que salgan los gases de la combustión del motor, como por ejemplo sacando el silenciador o extrayendo el catalizador, se provocará que el motor trabaje más liberado, creando mayor potencia y hasta disminuyendo el consumo de combustible. Sin dudas, se trata de otra de las tantas creencias falsas que existen en la industria automotriz. Siempre que el catalizador se inutilice por cualquier tipo de falla, el usuario del vehículo deberá reemplazarlo por otro, no eliminarlo. Pero además, no debe olvidarse de reparar el problema que afectó al catalizador.