Seguridad Vial

Burbujas para el brindis, cuidado al manejar

Entre 1668 y 1715, Pierre Pérignon fue abad de Hautvilliers, una comuna francesa de la región de Champagne. Dom fue quién decidió modificar la organización de las vendimias para obtener un vino totalmente blanco, provocando una auténtica revolución. Luego en el siglo XIX apareció la viuda de Clicquot, con las técnicas del degüelle y del removido. Desde 1852 el champán se extiendió por todo el mundo, siendo la Rusia su más importante consumidor. Quizás por la opulencia imperial fue que se consolidó como la bebida de la fiesta y el lujo.

El champagne, champaña o cava tiene una moderada graduación alcohólica, entre 10,8 a 12,8º, con lo que se lo puede considerar casi como el vino. Entonces, si uno será el conductor designado podrá de todas formas podrá brindar y tomar una copa. Dependiendo del peso y contextura, por ejemplo aquellos de más de 70 kilos, podrán hacer un segundo chin-chin.

Mitos que pueden provocar un siniestro

  • No importa si uno mezcla el vino con soda, cerveza con fanta, vodka con frutilla o le pone hielo al champagne. La presencia de alcohol en sangre será la misma a igual cantidad de bebida alcohólica ingerida.
  • Beber mucha agua u orinar, no elimina más rápido el alcohol. El 90 % es eliminado por el hígado a una velocidad que depende de varias circunstancias.
  • Comer en forma abundante, especialmente grasas, reduce la absorción de alcohol en el organismo. El alcohol pasa en principio a través de las membranas del estómago a la corriente sanguínea. Se sabe que tomar aceite o clara de huevo forma una película en el estómago, pero sólo demora la absorción que será realizada luego por el intestino. Comida, cucharada de aceite o huevo, no eliminan el alcohol, sólo hacen que «pegue» menos.
  • Existe la tolerancia y por eso hay a quienes se les nota menos los efectos del alcohol, pero está en la sangre y si supera el 0,5 gramos en el alcoholímetro estará en infracción, a pesar de que no esté borracho.

Después de consumir, en menos de veinte minutos ya el alcohol se fue a la cabeza y afecta -aunque no lo notemos- nuestro tiempos de reacción y coordinación. Si van a tomar, no conduzcan.

¡Felicidades!

JOTA LEONETTI