Se estrena Rush, que vagamente se podría resumir en «una película de autos que corren». Y si bien no apoyo para nada los fims que incitan a la velocidad excesiva, a la conducción temeraria y a situaciones de peligro, como la inefable saga de «Rápido y furioso», no es el caso de Rush, que se centra en la rivalidad deportiva y de carácter entre Niki Lauda y James Hunt.
Es muy interesante el perfil de Niki Lauda que se muestra respecto de la seguridad: en diferentes oportunidades, el piloto con rigidez austríaca repite que admite sólo hasta un 20% de riesgo (de muerte) para competir. La velocidad se muestra únicamente en las pistas, excepto en una divertida escena por la campiña italiana, pero tiene su justificación narrativa e incluso el personaje de Lauda lo dice claramente: «¿para qué voy a ir rápido si no tengo nada qué ganar, ni nadie me está pagando por ello?»
Excelentemente dirigido por Ron Howard, el film recrea fielmente los años ´70 de la Formula 1. Los coches empleados son auténticos, propiedad de coleccionistas y museos o todavía en poder de las propias marcas. Como dato, el Tyrrell de seis ruedas, que apenas se muestra por unos segundos, no era un modelo de 1976 sino de 1977, pero se reconstruyó una carrocería del 76 para que fuese fiel.
